Os dejo una lista de los compañeros que se han apuntado al Grupo Trabajo:

Lucía Prendes
Bernardo Busto
Ángel González
Alicia Díaz
Concepción López
María Caramés
Ana Elena García
Amparo Turiel
Juana María Arribas
Nieves Egocheaga
María Victoria San Miguel
Águeda Wattenberg
Cariri Prieto

martes, 28 de mayo de 2013

ENFERMEDADES

                                   
           

                                             Vigorexia
                            La obsesión por un cuerpo musculoso

Si eres un joven adolescente muy preocupado con tu imagen, obsesionado en tener un cuerpo musculoso, que dedicas más de cuatro horas por día al ejercicio físico, consumes alimentos híper proteicos y buscas de forma continua cualquier espejo para ver tu imagen, es muy probable que sufras de un trastorno que afecta el cuerpo y la mente llamado vigorexia.
Las principales víctimas de la vigorexia, el trastorno de la imagen corporal son los  hombres adolescentes, que buscan ganar seguridad y autoestima con un cuerpo musculoso. Y lo peor es que algunos adolescentes suman a las largas horas en los gimnasios y a la dieta, los anabolizantes y esteroides, que pueden causar problemas cardiovasculares. Además de las consecuencias físicas, la vigorexia limita el entorno social de quien lo padece.

Los hombres de entre 18 y 35 años son los más afectados por un trastorno cada vez más frecuente  en nuestra sociedad que valora  a un hombre fuerte como un hombre deseable.

Si bien tiene algunos puntos en común con la bulimia y la anorexia, la vigorexia no es estrictamente un trastorno de la conducta alimentaria y sí responde a un desorden de la imagen corporal.  Es normal que los adolescentes se preocupen por su cuerpo, pero cuando la actividad deportiva se transforma en una obsesión hay que tratar el problema.
La vigorexia no es fácil de detectar porque quien la sufre presenta una imagen aparentemente fuerte y saludable, por lo que es importante estar atentos a la alimentación. Un vigoréxico ingiere en exceso barras fortificadas, huevo crudo, batidos, carne y leche. En casos avanzados, hay personas que consumen estos cócteles fortificantes incluso durante la noche.
Los profesores de Educación Física están atentos para controlar la actividad de sus alumnos y no fomentar este problema. La forma natural de desarrollar una musculatura óptima es haciendo ejercicio de un modo controlado, con una dieta equilibrada y con los tiempos predeterminados. Mientras que la ingesta de anabólicos y asteroides genera una musculatura artificial.

Muchos propietarios de gimnasios, spas y centros deportivos fomentan la vigorexia. Orientan sus instructores a fomentar, entre los alumnos, la costumbre de una gran actividad física. Después obtienen fuertes ingresos con la venta de productos anabolizantes, dietéticos y estimulantes. Por eso desconfía de los instructores que te quieren vender productos, no están preocupados con tu salud, se mueven únicamente por la suculenta comisión de ventas.

 

La vigorexia es conocida como anorexia masculina y Complejo de Adonis

O la anorexia reversa. Aunque ninguno de los dos nombres sea totalmente adecuado. El propio Dr. HG Pope, que describió la enfermedad por primera vez en 1993, la bautizó como la anorexia reversa, pero en sus últimas obras prefiere usar el término de Complejo de Adonis. Desde luego, aunque los hombres son los principales afectados por la vigorexia, es una enfermedad que también afecta a las mujeres. Por otro lado, aunque comparte ciertos aspectos con la anorexia, la bulimia, la dismorfia corporal, y otros trastornos de la alimentación, la vigorexia tiene algunas características propias.

Los signos más frecuentes son:
·         Mirarse constantemente en el espejo y aún así sentirse enclenques
·         Invertir todas las horas posibles en hacer deportes para aumentar la musculatura
·         Pesarse varias veces al día y hacer comparaciones con otras personas que hacen físico culturismo.
·         La enfermedad deriva en un cuadro obsesivo compulsivo, que hace que el vigoréxico se sienta fracasado, abandone sus actividades y se encierre en un gimnasio día y noche.
·         También siguen dietas bajas en grasas y ricas en hidratos de carbono y proteínas para aumentar la masa muscular, por lo que corren mayor riesgo de abusar de sustancias como hormonas y anabolizantes esteroides.
TRATAMIENTOS

Si bien se ha comprobado la existencia de trastornos en los niveles de diversas hormonas y mediadores presentes en la transmisión nerviosa en el sistema nervioso central, los principales factores desencadenantes involucrados son de tipo cultural, social y educativo, a los que estas personas están expuestas continuamente. Por ello, el tratamiento debe enfocarse a modificar la conducta y la perspectiva que tienen sobre su cuerpo.
El entorno afectivo cumple una función muy importante en su recuperación, al brindarle apoyo cuando intentan disminuir su programa de ejercicios a rutinas más razonables. Es necesario disminuir el entusiasmo y la ansiedad por la práctica deportiva intensa logrando que se interesen por otras actividades menos nocivas para su cuerpo. El hecho de desear la imagen corporal ideal no implica necesariamente que la persona padezca algún trastorno psicológico, pero siempre debe estarse muy atento ya que las probabilidades de que sí aparezca son grandes.El paciente tendrá un seguimiento con un especialista en nutrición, endocrinólogo, psiquiatra, psicólogo y, dependiendo de cada caso, un fisioterapeuta y un cirujano ortopédico. El objetivo del tratamiento es conseguir que la persona acepte su cuerpo tal como es.
OTROS DATOS
Numerosos problemas orgánicos y lesiones pueden aparecer cuando la práctica deportiva es excesiva.
·                                 Las desproporciones entre las partes corporales son muy frecuentes, por ejemplo, un cuerpo muy voluminoso con respecto a la cabeza.
·                                 La sobrecarga de peso en el gimnasio repercute negativamente en los huesos, tendones, músculos y las articulaciones, sobre todo de los miembros inferiores, con desgarros y esguinces.
·                                 La alimentación es otro problema muy frecuente e importante, ya que consumen muchas proteínas e hidratos de carbono y poca cantidad de grasa en un intento de favorecer el aumento de la masa muscular, ocasionándoles muchos trastornos metabólicos.
·                                 El uso de anabólicos es también otra consecuencia que se asocia a la vigorexia, en un intento de mejorar el rendimiento físico e incrementar el volumen de sus músculos. Con el uso de estas sustancias no se obtiene ningún beneficio, sino todo lo contrario, ya que producen muchos trastornos en el organismo como masculinización e irregularidades del ciclo menstrual en las mujeres, acné, problemas cardíacos, atrofia testicular, disminución de la formación de espermatozoides y retención de líquidos, entre otros. Es importante tener en cuenta que estas drogas no aumentan la fuerza muscular, la agilidad ni la resistencia.
·                                 Las endorfinas constituyen un grupo de hormonas que produce el propio organismo, con propiedades similares a la morfina, como un mecanismo de defensa ante diversos estímulos. Principalmente actúan como analgésicos endógenos. Cuando la persona practica deportes rutinariamente hasta extenuarse, el organismo comienza a producir estas sustancias para aliviar los síntomas, y esto le permite poder continuar el trabajo por más tiempo cada día. A medida que pasa el tiempo se requerirá una cantidad cada vez mayor para poder soportar el dolor, lo que acarreará serias consecuencias. Todo esto lleva al desarrollo de una verdadera adicción a las endorfinas. Debe prestarse mucha atención al dolor, por que es una señal de alarma de las posibles consecuencias del sobre-entrenamiento.
·                                 Los hombres con vigorexia pueden llegar a mirarse en el espejo más de 12 veces por día. Esto está muy por encima de levantadores de pesas lo hacen alrededor de 3 veces diarias. Eventos importantes como cumpleaños, reuniones con amigos, mantener citas, etc., frecuentemente son pasados por alto porque interrumpen la programación de ejercicio.
·                                 El tiempo dedicado al trabajo puede ser percibido como demasiado largo, por lo que algunos hombres han llegado a perder su empleo por pasar demasiado tiempo entrenando durante los descansos laborales.

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