Una
de las características que debe reunir el ocio para ser saludable. Como vimos
en un post anterior, es que suponga participación
activa. Esto es, que promueva la implicación de los destinatarios.
Es
este un reto muy importante pues las personas en general, y los jóvenes en
particular, no estamos acostumbrados a ser generadores de ideas y propuestas,
sino meros consumidores, también en cuanto a la ocupación del tiempo libre.
Por
ello proponemos la realización a nuestro alumnado de una investigación sobre las actividades a las que tienen acceso
en el concejo y alrededores. Sin limitación, ellos deciden lo que está a su
alcance. Tras la investigación tendrán que hacer una valoración de la oferta y
una propuesta de cambio o mejora.
Tiene
esto un doble objetivo, por un lado descubrir las posibilidades que nos ofrece
el entorno, e ir más allá de la oferta oficial de actividades, y por otro lado,
favorecer el espíritu crítico y creativo.
Actividad 1: Investigación
sobre las actividades de ocio que nos ofrece el entorno.
Para
descubrir la máxima cantidad de actividades se proponen las siguientes
actividades (el alumnado puede proponer también formas de investigación):
-
Encuesta
de actividades para los compañeros y compañeras.
-
Encuesta
o entrevista a adultos, familiares o profesores (Aquí pueden preguntar a
familiares, tíos, abuelos,…. sobre qué hacían cuando tenían su edad).
-
Visita
o entrevistas por e- mail a informadores clave del municipio: Oficina de
Información Juvenil, centro cultural,…
-
Búsqueda
de información por internet.
-
Consulta
de páginas web clave, por ejemplo:
Actividad 2:
Propuestas.
Una
vez realizada la investigación, y puesta en común si la investigación se ha
realizado por grupos, el alumnado tendrá que realizar un producto en el que se
analice y valore la oferta y se haga una propuesta de ocio saludable.
El
formato del producto podrá ser:
-
Un
artículo de estilo periodístico.
-
Un
cartel o un folleto de actividades.
-
Un
corto audiovisual.
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